Cal posar-se en antecedents per a poder
explicar com va produir-se a la ciutat de l’Ebre tot aquest esclat burgés. El
Centre del Comerç va ser l’entitat més important i aglutinadora de tota una
societat que vivia el seu esplendor, la burgesia. Inaugurat el 1899 amb el nom
de Centro de Comercio, va estar ubicada al rovell de l’ou de la ciutat antiga,
al Palau Miravall del carrer Montcada fins al 1913.
Però aquella societat dins d’un clima de certa
estabilitat política nacional, amb la bonança del comerç de l’oli, fusta,
arròs... i davant la neutralitat d’una Guerra Mundial, la milloria dels
transports: com el ferrocarril, els vapors, amb un important port fluvial..., no
va tenir prou amb aquella seu a un carrer estret i medieval.
Tortosa a finals del XIX vivia en ebullició,
amb la destrucció de les muralles i amb influències barcelonines va obrir els
seus eixamples, i dins d’aquesta àrea d’influència va començar a bastir
edificis modernistes. Tortosa en aquella època es situa en tercera posició
d’urbs més grans de Catalunya darrere de Barcelona i Reus, i això es trasllada
en edificacions tant importants com l’Escorxador (1906-1908), la Casa Matheu
(1907) de Pau Monguió, l’església del Roser (1914) de Joan Abril, la Clínica
Sabaté, la Casa Brunet de Vaquer i Urquizú, sols per anomenar alguns dels
exemples més destacats d’aquestes construccions totes elles situant-se en nous
espais urbans dissenyats per Víctor Beltrí el 1890.
Llavors i dins d’aquest context l’entitat
decideix traslladar-se al que serà un nou centre, d’una nova ciutat: la Plaça Alfons XII, calia presumir i lluir les millors gales.
Es situa d’alt dels magatzems d’oli del
comerciant Ballester i ocuparà tota la
superfície de la primera planta. “El Centro” com es va conèixer popularment no
escatimarà en res, i les seves sales seran plenes de luxe i pompositat adients
aquella societat, on intervindran pintors destacats com Gendre i l’arquitecte
Francesc Batlle. Per fer entendre millor la magnitud d’aquella seu, transcrivim
completament l’article publicat al Correo de Tortosa el dilluns 13 de juny de
1913. Un reportatge molt acurat i descriptiu de l’espai, dels seus salons,
d’accessos, wàters, guarda-robes, biblioteca... El seu mobiliari, teixits,
pintures, escultures... Una seu on
trobar-se, reunir-se, ballar, fins i tot dutxar-se, un espai on gaudir de l’esbarjo,
la política, el menjar i de la cultura.
Una exaltació, com veureu, a la societat
governant i poderosa de la ciutat, però també la descripció del clímax de les
voluptuositats d’aquella societat que
tampoc va saber posicionar-se davant els canvis moderns, entrant en decadència
i amb ells la ciutat que regien, fins a la seva desaparició. Tota una metàfora
de l’ensopiment en el que es troba la ciutat actualment, tot i que llavors, ara
mateix fa cent anys, es lluitava contra el mateix.
Reportatge del Correo, que és signat per M.:
Un bello gesto.
Los amantes de Tortosa,
debemos alabar todo lo que suponga una labor constructiva, cuanto tienda a
robustecer su vida colectiva, porque lo que nos ahoga y nos mata es un
individualismo infecundo, que atrofia todos los esfuerzos y energías para
levantar nuestra ciudad de la postración en que yace. Por eso estimamos como un
bello gesto, un brioso y gallardo avance en esa labor positiva, la inauguración
del nuevo edificio social del “Centro del Comercio”, en la plaza Alfonso XII,
una de las más importantes entidades recreativas, donde afluye nuestro
comercio, industria, artes y oficios, que si su objetivo reglamentario y social
es principalmente la distracción y el esparcimiento de sus socios, como
presentéis a su labor asidua y cotidiana, asociase no obstante a todas las
ideas, a todas las iniciativas y propósitos que tiendan al mejoramiento y
adelanto de nuestra querida ciudad y al fomento de los intereses comerciales,
que son el nervio de la prosperidad y riqueza de Tortosa.
La inauguración.
El sábado tuvo lugar la
inauguración del nuevo local. Los socios invitados por un artístico carnet del
Presidente D. José Anguera, asistieron al nuevo local, recorriendo las
dependencias todas y celebrando el confort, elegancia y buen gusto que ha
presidido en la instalación.
El edificio, levantado
sobre grandiosos almacenes de aceite del acaudalado comerciante D. José
Ballesté, y bajo la dirección del arquitecto municipal D. Francisco Batlle,
responde pos su grandiosidad, comodidad y belleza, a las necesidades de la
Sociedad.
Tiene su acceso por la
suntuosa puerta de la calles Conde de Aranda y un vestíbulo, en el que el
pincel de Gendre ha hecho primores, destacándose en la techumbre una joven
matrona bella y gentil que desarrolla un pergamino en el que se lee “Centro del
Comercio” sobre un fondo en que aparece el panorama de nuestra ciudad, precede
a la escalera de granito, amplia y elegante, adornada en los rellanos con
macetas de plantas tropicales.
Al llegar al primer piso,
un amplio corredor al que afluyen el guardarropía, el teléfono, tocador de
señoras, vaters clossses para señoras y caballeros y cuarto de duchas, da
ingreso al salón, sala de café y otras dependencias.
El salón es el cheff
d’oevre de la casa. De treinta metros de longitud por ocho de anchura y diez de
alto con una galería sostenida por dos columnas, en los extremos, ofrece una
visualidad soberbio. Encargada la decoración por concurso a Emilio Fumadó ha
demostrado ser un artista de conciencia, de sentimiento y de gusto exquisito.
Los tres arcos simulador de la techumbre dividen en seis plafones los lienzos
laterales y en ellos sobre un fondo creme y ornamentación blanca a manera de
artísticos esgrafiados, campea un dibujo estilo imperio, con dejos modernistas
del más exquisito gusto. Como nudo y remate de las colgantes guirnaldas,
destacase de cuatro óvalos con los retratos al óleo, de mucho parecido y tonos
enérgicos y cálidos, de Querol, Casanova, Tió y Pedrell, cuatro tortosinos
ilustres, que són honra y prez de su patria. En el techo y correspondiendo a los
retratos y al arte que cultivaran aquellas personalidades, véase otros
medallones con los emblemas de la escultura, pintura, poesía y música. La obra
de Emilio Fumadó es notabilísima en alto grado y merecedora de la gratitud de
aquella sociedad y del aplauso de todos.
Completan el decorado del
salón dos preciosas lámparas doradas de estilo moderno y muy artísticas con 45
focos eléctricos cada una, suspendidas del techo; otras muchas en las paredes
laterales como piñas glaseadas, de los
talleres de la Sra., Vda. de Esperanzi, corriendo las instalaciones eléctricas
a cargo de Esteban Canalada.
Desde las galerías de los
extremos en cuyos antepechos se destacan entre palmas de oro unos escudos con
el enlace de C.C. caen cortinones de terciopelo verde sobre los que campean
arrimados a las columnas sobre zócalos de roble, estatuas de bronce; y en las
paredes laterales también sobre altos zócales grandes jarrones.
Amplios y cómodos divanes
del mismo color de los cortinajes de alto respaldo sobre los que se levantan
grandes espejos de lunas biseladas completan el decorado del salón. El
mobiliario del salón ha estado a cargo del señor D. Manuel Panisello.
Al lado del salón véase
la sala de café, decorada por Gendre, de un modo alegre, fresco, juguetón. En
un ancho friso formado por recuadros, ha
pintado el decano de los pintores tortosinos escenas campestres y domesticas de
nuestra tierra, a la manera de Teniers, que son un encanto. No se ve el zarpazo
del león en ellas, pero es admirable su facundia, su laboriosidad incansable y
la frescura de su imaginación. Merece nuestro amigo muchos plácemes por su
obra.
Y vienen luego la salas de tresillo de tono verde, la de billares, el salón de juntas de ornamentación
severa con muebles tapizados de terciopelo oro viejo, de Ramon Rico; la sala de
tertulia pintada per Gendre, con divanes y butacas tapizados de rojo y una
preciosa lámpara de Juan Duart; y la biblioteca. Esta, es un saloncito
irregular, que da al chaflán decorado con gusto, ocupando uno de los lienzos la
magnífica librería construida por José Llasat, y el centro una mesa de lectura
y alrededor sillas y sillones de los Hermanos Sanz y alumbrado con una hermosa
lámpara de Eduardo Lluch.
El techo del pintor Sr.
García de Barcelona, revela grandes aliento, pero pobre ejecución. En el centro
una escena del quijote con un escudo con el retrato de Cervantes flanqueado por
unos óvalos en los tres ángulos, con los retratos de Dante, Rector de
Vallfogona y Tió.
La cocina y la repostería
son amplias, con todos los elementos modernos, y esta con un hermoso aparador y
mesa de mármol de Enrique Miravalls.
El proyecto como hemos
dicho es del Sr. Batlle y las obras de albañilería de Joaquim Pino; carpintería
de Manuel Barreno; los yesos de Coll de Barcelona; y cerrajería de Conrado
Barberá.
Divaguemos.
El “Centro del Comercio”
tiene una casa social soberbia, digna de la populosa y simpática sociedad; y de
sus socios, los comerciantes, industriales y demás que sin pertenecer a esos
honorables gremios, integran también aquella entidad, encontraran una
instalación magnífica, donde con todo el confort moderno podrán solazarse y
distraerse de la prosa de la vida, del trabajo rudo y cotidiano y almacenar
nuevas energías para volver con más ánimo, con más entusiasmo a la lucha por la
vida. Nosotros nos complacemos en enviarles desde estas columnas nuestra
felicitación más sincera, nuestros plácemes más entusiastas al “Centro del
Comercio” y de modo especial a su junta directiva y singularmente a su digno
Presidente D. José anguera, nuestro estimado amigo.
Y cumplido este deber de
cortesía y de justicia, permítase a este cronista terminar esta impresión con
algunas divagaciones, quizás huecas y sin pizca de enjundia, que también tienen
derecho como expansión y divertimento, a divagar de vez en cuando.
Es una axioma en todos
los ordenes de la humana actividad, que la unión es la fuerza y es vida; y que
esa unión es la base en que se asientan la prosperidad y fortaleza de todas las
colectividades, sean sociedades o centros, sean pueblos o sean naciones.
El “Centro del Comercio”,
en la plenitud de su vida y desarrollo, puede ser el primer eslabón de esa
cadena; y la unión de sus socios puede ser un factor importantísimo para la
prosperidad de Tortosa.
Pero para que esa unión
sea eficaz, sea fecunda, no basta que tenga por norma y objetivo el
esparcimiento y la distracción de sus socios, sino que ha de fomentarse en ella
la vida espiritual, para que en ella surjan los ideales nobles y
levantamientos, únicos que dignifican la vida; y estos ideales es necesario que
arraiguen, se desarrollen, florezcas y fructifiquen en aquel modesto
rinconcillo donde está instalada la biblioteca; y con fé y con entusiasmo,
cuando la vida espiritual vivifique el ambiente de la nueva casa y los ideales
surjan frondosos y llenen con sus expansiones progresivas todas las
dependencias, las necesidades de los socios, su ansia de cultura, su sed de
conocimientos, su afán de perfeccionamiento moral, físico e intelectual, hará
necesario el traslado de la biblioteca al salón de baile, y el salón de baile
al rincón reducido y estrecho de la biblioteca. Y el nuevo edificio será
deficiente, incapaz y como por salmo veremos levantar un nuevo piso, para
instalar en el la enseñanza del comercio, de la industria, artes y oficios, que
creará el Centro, donde los dependientes dejaron de ser máquinas autómatas
inocentes, para convertirse en elementos inteligentes, útiles, llenos de fe y
entusiasmo; donde los hijos de los comerciantes e industriales aprenderán a
ensanchar los comercios e industrias de sus mayores, a encontrar nuevos
mercados para los productos de esta región, a ser los factores valiosos y
fecundos de la riqueza y prosperidad de Tortosa.
¡Cultura! ¡Ideales!
¡Progreso! ¡Soñemos alma, soñemos!, que también en este divagar hay gozo, hay
placer, hay belleza… y sean mis fantásticas divagaciones, el champagne que, en
la copa del bello ideal, brinda el cronista al bello gesto del “Cento del
Comercio”. M
Al mateix diari una mica
més abaix:
En lugar preferente,
porque lo juzgamos muy justo y merecido, nos ocupamos en el número de hoy de la
inauguración del nuevo local del Centro del Comercio. El explendor, el confort,
la belleza, el esmero y la elegancia de sus
servicios y dependencias, acreditan el buen gusto de los artistas e
industriales que han hecho las obras, secundando admirablemente las plausibles
iniciativas del presidente y demás señores que componen la Junta de la referida
sociedad, que se puede considerar hoy como un timbre de orgullo y un honroso
galardón de Tortosa.
Durante estos días, los
salones y salas de la misma han sido insuficientes para dar cabida a la
numerosa concurrencia que ha visitado el referido local.
El baile celebrado
anoche, fue una fiesta admirable y brillantísima. Llenaron el grandioso salón
nuestras más hermosas y lindas paisanas y a pesar de la espaciosidad del mismo,
hubo momentos en que se hizo difícil el baile.
Hasta las tres de la
madrugada los adoradores de Terpsícore han gozado de los atractivos de su afición.
Por la comisión de
obsequios, se regalo a todas las señoras y señoritas unas bonitas flores
artificiales aromatizadas y que llevaban prendido un lazo de seda con la fecha
de la inauguración.
Los aplausos y alabanzas
que se prodigaron al nuevo local y a la labor llevada a cabo por el presidente
de las referida sociedad, nuestro querido amigo D. José Anguera y demás señores
de la Junta Directiva, parece que tendrán una finalidad práctica, según rumores
que hemos oído. Son muchos los socios que desean exteriorizar su satisfacción y
contento con un acto público en honor al presidente Sr. Anguera y Junta
Directiva.
Consideramos el
pensamiento muy acertado y muy merecido el homenaje que se proyecta.
Donar les gràcies a Valentí Pons per la cessió de l'exemplar del Correo de Tortosa i a J. Ramírez per les fotografies.
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